Con motivo del «Día de la Iglesia Diocesana» entrevistamos a Alberto Castillo, Ecónomo Diocesano de Asidonia-Jerez.

  • Otro año más vivimos la campaña de nuestra Iglesia Diocesana. Es muy importante darnos cuenta de que somos una familia y con nuestra oración, tiempo, cualidades y ayuda económica la sostenemos ¿verdad?

Es fundamental, Jesús. Somos una gran familia, agradecida de pertenecer a una misma comunidad cristiana, y debemos ser conscientes de la responsabilidad que tenemos en su sostenimiento mediante nuestro tiempo para la oración, la ofrenda de nuestros dones y el esfuerzo económico. 

  • Siguiendo el lema de este año “Orgullosos de nuestra fe”, desde el punto de vista económico, ¿El Pueblo de Dios que peregrina en Asidonia-Jerez de qué tareas debe sentirse orgulloso?

Son muchas las tareas que justifican ese lema tan alentador, pero creo que es preciso destacar la gran labor asistencial que realizan nuestras parroquias y otras entidades diocesanas, mediante la administración de una serie de ayudas económicas que dotan de dignidad material la vida de muchas personas y familias en riesgo de exclusión social. Hay que señalar también la incesante actividad pastoral y litúrgica de nuestras parroquias y delegaciones, que es el sustento espiritual de miles de fieles en el territorio asidonense, así como la acción educativa de las distintas realidades formativas diocesanas, que es la garantía de la permanencia y transmisión de nuestra fe y valores cristianos. El afán y el esfuerzo de la Diócesis y sus parroquias por la conservación de nuestro patrimonio histórico y artístico son la base de un legado material de fundamento religioso que dejaremos a las generaciones futuras. De todo esto y mucho más tenemos que estar orgullosos. 

  • Como cada año tenemos la gran iniciativa comunicativa de la revista “Nuestra Iglesia”, donde se detalla los distintos puntos de la economía diocesana ¿Qué destacarías de todos los detalles económicos que como familia diocesana debemos conocer?

Como bien dices, es fundamental la labor de comunicación y difusión de las cuentas anuales a través de la revista “Nuestra Iglesia” que, quiero recordar, está disposición de los fieles, para su revisión y descarga, en el Portal de Transparencia de la web diocesana. Este pasado 2022 vuelve a destacar la partida de ingresos por aportaciones de los fieles, con 3.099.379,98 euros, una cifra aún mayor que la ya muy considerable del 2021. Los ingresos correspondientes a la asignación tributaria sumaron un total de 2.777.114 euros, comprobándose que nuestros fieles siguen respondiendo activamente a la campaña del Xtantos, marcando X de la declaración de la renta y procurando, así, la consecución de los objetivos pastorales y asistenciales de su Iglesia diocesana. El sostenimiento de nuestra Diócesis, siempre en el marco de la actividad pastoral, también pasa por la rentabilización responsable de nuestros recursos patrimoniales y en el pasado ejercicio esta cifra llegó a los 207.127 euros. La partida de otros ingresos corrientes, en la que se incluyen principalmente los derivados de servicios religiosos en parroquias, gestión de visitas de templos y subvenciones públicas y privadas, ascendió a 1.867.067 euros. Los ingresos extraordinarios fueron 574.160 euros. El total de los ingresos de la Diócesis y sus Parroquias fue de 8.524.849 euros, lo que establece un hito en el acumulado de los estados contables por haber superado ampliamente la barrera de los ocho millones de euros. En el capítulo de gastos cabe señalar el epígrafe de las acciones pastorales, con una partida de aportaciones asistenciales y litúrgicas de 1.377.505 euros y unos gastos de sustentación del clero de 2.092.153 euros. El funcionamiento de todas las entidades y departamentos diocesanos se lleva a cabo, además de por la colaboración voluntaria de multitud de fieles entregados a su vocación de servicio a la Iglesia, gracias a la labor de una amplia plantilla de empleados dedicados a sus diferentes ámbitos de actuación, ya sea administrativa, jurídica, docente, comercial o logística, con unos costes totales de 1.756.020 euros. En el ejercicio 2022 se dedicaron 2.367.921 euros a la conservación y mantenimiento de templos y otros edificios de la Diócesis y 316.798 euros a gastos extraordinarios. El sumatorio de gastos acumulados en el 2022 fue de 7.910.398 euros. Estos datos de ingresos y gastos determinan en el 2022 un superávit de 614.451 euros, que es, a mi entender, un importe significativo de la solvencia por la que pasan los estados contables diocesanos.  

  • Vivimos un momento difícil en la sociedad a nivel económico. A pesar de las dificultades, en nuestra Diócesis tenemos la gran ayuda de muchos fieles que gracias a su donativo permiten llevar a cabo las tareas necesarias asistenciales y espirituales ¿verdad?

Así es, Jesús. Es de justicia y necesario volver a destacar el esfuerzo económico realizado por los fieles a través de los donativos y colectas, con unas aportaciones que superan los tres millones de euros en el año 2022. Estamos muy agradecidos por ese impulso porque vemos cómo desde hace varios años estos importes no hacen sino crecer. Comprobamos que la gente es muy consciente de gran labor pastoral, asistencial, educativa o patrimonial que hace la Iglesia en distintos ámbitos de nuestra sociedad actual y se vuelca en su sostenimiento con su oración, su talento, su tiempo y su donativo. Como decíamos al principio, esto es la corresponsabilidad. 

  • Alberto Castillo como un fiel más de la Diócesis de Asidonia-Jerez, ¿Recuerda algún momento o situación dónde se haya sentido orgulloso de su fe?

Por supuesto, Jesús. Cada día me siento orgulloso de la fe con la que he sido bendecido por el Señor a través de la educación que me dieron mis padres y gracias al ejemplo de otras personas referentes en mi vida. Pero tengo un recuerdo, acaso el primero. Principio de los años noventa, no habías nacido tú. Una persona que no me ha mentido nunca se acerca a mí y se agacha para contarme, emocionado, que ese mismo día un amigo suyo le había pedido un favor un poco raro. Le pidió que saliese a la calle a comprarle unos zapatos negros. Esta persona, extrañada, le pregunta a su amigo que por qué habría de ir a la calle para comprarle unos zapatos negros, que si acaso no tenía los suyos. Y el amigo le responde, sin demasiadas explicaciones, que los suyos se los había llevado puestos un hombre al que le hacían más falta que a él. La persona que no me ha mentido nunca es mi padre y su amigo, Rafael Bellido Caro. Te sonará.  Del otro hombre sólo supe que entró en aquel lugar con unos zapatos rotos y se marchó con otros negros y más nuevos. Yo espero que aquellos zapatos le sirvieran al hombre para caminar durante un buen tiempo y que, como a mí esta historia que hoy recuerdo, le hiciesen sentirse orgulloso de nuestra fe. 

  • Por último, me gustaría que nos dejaras un mensaje animando a todos los fieles a participar el próximo 12 de noviembre en su parroquia del “Día de la Iglesia Diocesana”

Corresponsabilidad, Jesús. Este es mi mensaje de ánimo a los fieles. Orgullosos de nuestra fe, formamos parte de una gran familia agradecida de pertenecer a una misma comunidad cristiana. Con tu oración, tu tiempo, tu talento y tu aportación.