Todos los representantes de nuestra Diócesis participaron activamente en el encuentro celebrado en Madrid del 16 al 18 de febrero sobre el «Primer Anuncio».
Organizado por la Conferencia Episcopal Española, en concreto la Comisión para los Laicos, Familia y Vida que preside el Arzobispo de Zaragoza D. Carlos Escribano, y por la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado que preside nuestro Obispo, D. José Rico Pavés. Este evento contó con la presencia de nuestra Diócesis con los Delegados Diocesanos de Apostolado Seglar, María Ángeles González y Antonio Alcedo, los responsables del Departamento de Laicos, Familia y Vida, Jesús Mula y Virginia Lupiañez, los Delegados de Familia y Vida, Aurora y Miguel Martínez, además de otros representantes de nuestra Iglesia local como Juan Antonio González Álvarez, Eugenio Santa-Bárbara Martínez, María Jesús Vozmediano Torres y David Guerrero Valle. Asimismo, cabe destacar el papel de nuestra Diócesis, ya que los Delegados Diocesanos de Apostolado Seglar pertenecen al Consejo Asesor de Laicos de España, el cual llevo adelante este encuentro, y los Delegados Diocesanos de Familia y Defensa de la Vida contaron su su experiencia y programa llevado a cabo en Asidonia-Jerez.
Por último, cabe destacar que a través de la Delegación de Apostolado Seglar nos explican porque se ha llevado a cabo este encuentro, destacando lo siguiente:
Para compartir la vida, la fe en Jesús y animarnos y sostenernos para anunciar el Evangelio, ya que estamos en un mundo que cambia vertiginosamente y tiene sed de Dios y los cristianos estamos llamados a ser sal de la tierra. Por ello, a través de talleres organizados por el Consejo Asesor de Laicos, se compartieron experiencias de vida de todas las Diócesis de España sobre cómo estamos anunciando el Evangelio hoy en nuestras parroquias, en la periferias de la sociedad, en la vida pública, sobre el acompañamiento a las personas que buscan a Dios, la acogida, el proceso sinodal y su impacto en la vida de la Iglesia española como instrumento de comunión y de compromiso de los laicos, sacerdotes y pueblo de Dios en una nueva realidad evangelizadora, que no es otra que una sociedad líquida y que ignora el propio conociendo de la existencia de Dios. Por este motivo en este nuevo tiempo de participación eclesial en la vida de los laicos y consagrados estamos llamados a compartir responsabilidades y comunión de vida para ser instrumentos vivos al servicio de Dios y de la Iglesia.