Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, presidió la Eucaristía por la mañana en la capilla de las Hermanas de la Cruz y por la tarde en el Convento de las Hermanas Mínimas.
La jornada del domingo tuvo como protagonista dos años de gracia, el primero de ellos es el que se vive en las Hermanas de la Cruz, el cual celebra el 150 aniversario de su fundación. Y por otro lado, las Hermanas Mínimas vivían el cierre del Año Jubilar con motivo de 500 años de presencia de esta orden en Jerez de la Frontera. Tanto uno como otro estaría presente Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, quien presidiría una Eucaristía junto ambas realidades, comenzando por la mañana en la capilla de la residencia dedicada a las personas mayores que tiene las Hermanas de la Cruz en la ciudad sede de la Diócesis.
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En la homilía, el prelado ha recordado que para vivir el gozo de la esperanza debemos formar parte del grupo que cree sin haber visto, es decir, para crecer en nuestra vida de fe es ver a Cristo en nuestra vida y así ver nuestro presencia en el mundo con los ojos del Señor. Asimismo, debemos tener claro como nos marca las lecturas proclamadas en la liturgia que en la Iglesia junto a nuestros hermanos en comunión Él esta presente y según nuestra fidelidad los hermanos serán capaces de ver al Salvador, por lo tanto debe crecer en nosotros el amor a la Iglesia. En segundo lugar, la idea a destacar es que para reconocer a Cristo debemos tener presente a Cristo en la Palabra, donde Él viene a darnos lo que necesitamos. En tercer lugar, debemos mirar la Eucaristía, ya que esta es la fuente y culmen de la vida cristiana.
Por último, siguiendo con la misma idea, nos destaca la importancia de amar a los demás como Cristo nos ama, ya que esto será lo que Cristo nos peguntará, si hemos dado el amor que Él nos ha regalado a las personas que están a nuestro alrededor, dándonos por completo sin buscar nada a cambio.